¿Cómo medimos la intensidad del sonido?
Para medir las intensidades de los
sonidos que podemos escuchar se utiliza un valor llamado decibel (o decibelio). Se escribe dB.
La escala de decibeles no es del
todo sencilla, ya que se trata de una escala de tipo logarítmico. ¿Qué
significa esto?: si tenemos un sonido de 10 dB y uno de 20 dB, lo más sencillo
sería creer que el segundo suena el doble de fuerte, pero no… ¡suena 10 veces
más fuerte! Y uno de 30 dB suena 100 veces más fuerte que uno de 10 dB. Como
vemos, puede ser un poco confuso si no dominamos algunos conceptos de
matemática que seguramente aprenderemos más adelante. Pero, aunque no queremos
marearnos con números por ahora, esto nos sirve para darnos cuenta de que existen diferencias de intensidad realmente
enormes entre los sonidos que escuchamos cotidianamente.
Hay 3 puntos relacionados a la
intensidad del sonido que tenemos que tener en cuenta:
1- En primer lugar, como se
imaginarán, la intensidad con la que se
percibe un sonido depende de la distancia entre el oyente y la fuente
sonora: no es lo mismo escuchar la bocina de un tren estando a 5 metros de
la locomotora que estando a tres cuadras.
2- Nuestra sensibilidad a los cambios depende de la intensidad de los
sonidos que queremos comparar. Esto quiere decir que si estamos escuchando sonidos
muy suaves podemos distinguir pequeñas variaciones de intensidad. En cambio,
cuando escuchamos sonidos a mucho volumen sólo distinguimos diferencias grandes
de volumen, y las variaciones pequeñas nos resultan inexistentes. Vamos a poner
un ejemplo: tengo un super televisor que tiene una escala de volumen de 0 a
100.
- Situación 1: quiero ver una serie
y mi perro está durmiendo. No lo quiero despertar, así que pongo el volumen en
3. No escucho casi nada, así que subo el volumen a 4, apenas un poquito. ¡Y se
nota la diferencia!
- Situación 2: estoy escuchando
música con amigos desde el tele y tengo el volumen en 70. Uno dice ‘¡Qué buena
canción, poné más fuerte!’. Entonces lo subo a 71. Pero prácticamente es lo
mismo, se escucha igual, y probablemente no se note ninguna diferencia si no lo
subo un poco más.
3- Los sonidos muy intensos cercanos
al umbral de dolor (es decir, el punto a partir del cual sentimos que el sonido
nos lastima) producen daños irreparables
en el sistema de audición. A veces, estos daños pueden ser imperceptibles, pero
son acumulativos. Tengamos en cuenta que una persona normalmente comienza a
perder sus facultades auditivas recién a los 70-80 años si habita en ambientes
sonoramente sanos, pero actualmente manejamos un nivel de ruido muy alto y
claramente dañino. Por ejemplo, a veces, cuando salimos de un recinto muy
ruidoso (fiestas con música fuerte, discotecas, recitales) escuchamos un pitido
agudo en los oídos: eso nos indica que hay células sensitivas que no van a
volver a funcionar nunca más, y si esto se repite con frecuencia, es probable
que nuestra audición comience a deteriorarse antes de lo normal.
A continuación vamos a tener una pequeña actividad: debemos ordenar una escala de sonidos según su intensidad en decibeles. Pueden bajar el archivo, modificarlo, y enviarlo luego por correo, o también resolverlo en la carpeta y mandar una foto. Sería bueno que podamos completar esta actividad antes del viernes 12 de junio.
¡Que tengan una muy buena semana!
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